¿Sabías que la palabra “fan” viene de “fanático”? Pero cuidado: no en el sentido de quien defiende una creencia o una opinión con pasión exagerada y sin respetar las creencias y opiniones de los demás, sino más bien en su acepción anglosajona, más ligada a la afición hacia algo o alguien que por sus características nos apasiona. Pues bien: la diferencia entre el jefe y el líder acaso radique en el que el primero tiene subordinados y el segundo, fans.
No siempre encuentro en las organizaciones a las que acompaño en procesos de coaching que el jefe y el líder son la misma persona. Alguien puede tener la titularidad de la jefatura del equipo, pero eso no quiere decir que haya desarrollado (y aplique, claro) las competencias propias del liderazgo de personas a fin de conseguir que hagan voluntariamente lo que se requiere para la consecución de los objetivos. El jefe se impone, mientras que el líder es escogido. El jefe es autoritario, el líder tiene autoridad.
Observemos distintas actitudes: si impone, da órdenes, habla sin escuchar, es repetitivo en los protocolos de acción, culpabiliza cuando algo no sale bien y es celoso de la información que maneja, probablemente estamos ante un jefe; si por el contrario, inspira, pregunta para encontrar soluciones entre todos, escucha activamente, es innovador, sirve de modelo a todos gracias a su comportamiento ejemplar y comparte cuanto sabe, con toda seguridad tienes delante a un líder. Es más: el jefe manda, inspira temor, se focaliza en los procedimientos, y habla desde el yo; el líder aconseja y guía, inspira entusiasmo, se focaliza en las personas y habla desde el nosotros.
¿Y tú? Si tienes responsabilidades en tu organización, evalúate: ¿tiendes más a ser jefe o a ser líder? ¿Qué te ha impulsado a escoger ese estilo de dirección?
¿Sabías que la palabra “fan” viene de “fanático”? Pero cuidado: no en el sentido de quien defiende una creencia o una opinión con pasión exagerada y sin respetar las creencias y opiniones de los demás, sino más bien en su acepción anglosajona, más ligada a la afición hacia algo o alguien que por sus características nos apasiona. Pues bien: la diferencia entre el jefe y el líder acaso radique en el que el primero tiene subordinados y el segundo, fans. No siempre encuentro en las organizaciones a las que acompaño en procesos de coaching que el jefe y el líder son la misma persona. Alguien puede tener la titularidad de la jefatura del equipo, pero eso no quiere decir que haya desarrollado (y aplique, claro) las competencias propias del liderazgo de personas a fin de conseguir que hagan voluntariamente lo que se requiere para la consecución de los objetivos. El jefe se impone, mientras que el líder es escogido. El jefe es autoritario, el líder tiene autoridad. Observemos distintas actitudes: si impone, da órdenes, habla sin escuchar, es repetitivo en los protocolos de acción, culpabiliza cuando algo no sale bien y es celoso de la información que maneja, probablemente estamos ante un jefe; si por el contrario, inspira, pregunta para encontrar soluciones entre todos, escucha activamente, es innovador, sirve de modelo a todos gracias a su comportamiento ejemplar y comparte cuanto sabe, con toda seguridad tienes delante a un líder. Es más: el jefe manda, inspira temor, se focaliza en los procedimientos, y habla desde el yo; el líder aconseja y guía, inspira entusiasmo, se focaliza en las personas y habla desde el nosotros. ¿Y tú? Si tienes responsabilidades en tu organización, evalúate: ¿tiendes más a ser jefe o a ser líder? ¿Qué te ha impulsado a escoger ese estilo de dirección?