Hace poco puse en marcha un proceso de coaching con una cliente que estaba desesperada ante la desobediencia de su hija de cuatro años. Entre los dos desarrollamos un plan de acción cuyas pautas paso a resumirte. En su caso tuvieron éxito y mejoraron la relación con la niña.
1. Da órdenes claras y concretas. A veces, la criatura no obedece porque no acaba de comprender qué le estamos pidiendo.
2. Evita la palabra “no” planteando alternativas en positivo. Por ejemplo, si te pide permiso para comerse una golosina, tu respuesta puede ser “lo harás después de comer”, o si quiere quedarse más tiempo viendo la tele podrías decirle “cuando termines la tarea podrás seguir viéndola otros 10 minutos”.
3. No hables empleando el potencial, es decir, no le digas “si recoges tu cuarto”, sino “cuando hayas recogido tu cuarto”… Da por hecho que cumplirá tu orden sí o sí.
4. Sé consecuente tanto si prometes una recompensa como un castigo. La cliente de la que te hablé comprendió que su hija no la tomaba en serio porque llegado el momento de cumplir el castigo por ser desobediente la madre se “ablandaba” y la pequeña casi siempre se iba de rositas. El resultado es de suponer…
5. Refuerza con tus palabras de reconocimiento cualquier acción correcta que ejecute tu hijo con frases como “me da mucha alegría ver que te lo has comido todo” o “me encanta la forma en la que has ordenado tus cosas”.
6. Crea la ilusión de que el niño decide, pero ten tú el control. Eso lo conseguirás dándole opciones entre las que tú deseas que escoja. Por ejemplo: “¿Quieres un plátano o una naranja?”. No le estás dando a escoger entre fruta o chuches, pero en su mente queda la idea de que ha sido su decisión.
Hace poco puse en marcha un proceso de coaching con una cliente que estaba desesperada ante la desobediencia de su hija de cuatro años. Entre los dos desarrollamos un plan de acción cuyas pautas paso a resumirte. En su caso tuvieron éxito y mejoraron la relación con la niña. 1. Da órdenes claras y concretas. A veces, la criatura no obedece porque no acaba de comprender qué le estamos pidiendo. 2. Evita la palabra “no” planteando alternativas en positivo. Por ejemplo, si te pide permiso para comerse una golosina, tu respuesta puede ser “lo harás después de comer”, o si quiere quedarse más tiempo viendo la tele podrías decirle “cuando termines la tarea podrás seguir viéndola otros 10 minutos”. 3. No hables empleando el potencial, es decir, no le digas “si recoges tu cuarto”, sino “cuando hayas recogido tu cuarto”… Da por hecho que cumplirá tu orden sí o sí. 4. Sé consecuente tanto si prometes una recompensa como un castigo. La cliente de la que te hablé comprendió que su hija no la tomaba en serio porque llegado el momento de cumplir el castigo por ser desobediente la madre se “ablandaba” y la pequeña casi siempre se iba de rositas. El resultado es de suponer… 5. Refuerza con tus palabras de reconocimiento cualquier acción correcta que ejecute tu hijo con frases como “me da mucha alegría ver que te lo has comido todo” o “me encanta la forma en la que has ordenado tus cosas”. 6. Crea la ilusión de que el niño decide, pero ten tú el control. Eso lo conseguirás dándole opciones entre las que tú deseas que escoja. Por ejemplo: “¿Quieres un plátano o una naranja?”. No le estás dando a escoger entre fruta o chuches, pero en su mente queda la idea de que ha sido su decisión.