“El uso de la tecnología nos hace más idiotas”. Así opina la antropóloga Genevieve Bell, si bien matiza con cierto toque de humor que ya éramos bastante estúpidos antes de inventar Internet. ¿Por qué?, me pregunté, y sin leer su explicación traté de deducirla por mí mismo: recuerdo que de pequeño no tenía acceso a las calculadoras, por ejemplo, y me veía obligado a efectuar las operaciones matemáticas con la mente; parece lógico pensar que si utilizamos una “inteligencia artificial” que nos facilite el trabajo la inteligencia natural tienda a no funcionar con la misma potencia.
Steve Jobs nos legó un dispositivo precioso, el iPad, que hasta hace poco era sólo un gadget de ciencia-ficción. Pero, ¿eres consciente de que llevas contigo todo el tiempo un superdispositivo muchísimo más potente y maravilloso, tu mente, al que acaso no le estés sacando todo el rendimiento que podrías? Fíjate: es parsimonioso en el consumo de energía, opera 24 horas, se ocupa de tareas rutinarias vitales para tu supervivencia como respirar o hacer la digestión, se actualiza constantemente a través del aprendizaje, es una fuente inagotable de creatividad y es capaz de interactuar con los dispositivos de alrededor a través del diálogo.
Nos gastamos fortunas en aparatos externos pero ¿cuánto invertimos en contenidos para el cerebro? Esta reflexión viene a responder una pregunta recurrente: ¿es muy caro un proceso de coaching? La respuesta es… ¡depende!: ¿cuánto vale alcanzar tus objetivos personales y profesionales, llevarte mejor con tu pareja, liderar con éxito tu equipo de trabajo o superar un quiebre emocional? ¿Acaso no te saldría mucho más caro no conseguir todo eso que tanto deseas?
“El uso de la tecnología nos hace más idiotas”. Así opina la antropóloga Genevieve Bell, si bien matiza con cierto toque de humor que ya éramos bastante estúpidos antes de inventar Internet. ¿Por qué?, me pregunté, y sin leer su explicación traté de deducirla por mí mismo: recuerdo que de pequeño no tenía acceso a las calculadoras, por ejemplo, y me veía obligado a efectuar las operaciones matemáticas con la mente; parece lógico pensar que si utilizamos una “inteligencia artificial” que nos facilite el trabajo la inteligencia natural tienda a no funcionar con la misma potencia. Steve Jobs nos legó un dispositivo precioso, el iPad, que hasta hace poco era sólo un gadget de ciencia-ficción. Pero, ¿eres consciente de que llevas contigo todo el tiempo un superdispositivo muchísimo más potente y maravilloso, tu mente, al que acaso no le estés sacando todo el rendimiento que podrías? Fíjate: es parsimonioso en el consumo de energía, opera 24 horas, se ocupa de tareas rutinarias vitales para tu supervivencia como respirar o hacer la digestión, se actualiza constantemente a través del aprendizaje, es una fuente inagotable de creatividad y es capaz de interactuar con los dispositivos de alrededor a través del diálogo. Nos gastamos fortunas en aparatos externos pero ¿cuánto invertimos en contenidos para el cerebro? Esta reflexión viene a responder una pregunta recurrente: ¿es muy caro un proceso de coaching? La respuesta es… ¡depende!: ¿cuánto vale alcanzar tus objetivos personales y profesionales, llevarte mejor con tu pareja, liderar con éxito tu equipo de trabajo o superar un quiebre emocional? ¿Acaso no te saldría mucho más caro no conseguir todo eso que tanto deseas?