Entiendo por la palabra “conflicto” el escenario que surge cuando personas o colectivos desean alcanzar sus propios objetivos mientras son incompatibles entre sí. Si no se llega a acuerdos puede deteriorarse la relación entre las partes hasta tal punto de que la situación se torne tóxica para todos. El coaching, por suerte, puede convertirse un instrumento para acercar posturas.
1. Es clave comenzar dando un “paso atrás”: ¿Qué o quién ha generado el conflicto independientemente de los que ahora estén implicados? ¿Qué interés le va en que la situación se intoxique? En otras palabras, ¿a quién podría atribuírsele lo del “divide y vencerás”?
2. Encubierta en forma de queja siempre hay una petición: ¿Qué es específicamente lo que pide cada parte? ¿Esas peticiones son realmente incompatibles o es posible llegar a puntos en común? Puede que la solución no sea A o B, sino C.
3. A veces es útil “observar desde arriba”: ¿Qué valores superiores a los que se persiguen es preciso salvaguardar sea cual sea el motivo de la contienda? ¿Qué puede pasar si esos valores superiores (por ejemplo el respeto) no se garantizan?
4. El conflicto se mantendrá mientras persista la inflexibilidad de los implicados, lo que supone pérdida para todos. ¿En qué están dispuestos a ceder para ganar? ¿Qué pasa si no lo hacen? Recuerda la frase de Coelho: “Cuando atrasamos la cosecha, los frutos se pudren; pero cuando atrasamos los problemas, no paran de crecer”.
Cooperar no consiste en no tener conflictos, sino que es un medio para enfrentarse a él. Fíjate en la etimología: co (juntos) + operar (actuar, funcionar). Los problemas son una excelente excusa para demostrar lo que se sabe para resolverlos.
Entiendo por la palabra “conflicto” el escenario que surge cuando personas o colectivos desean alcanzar sus propios objetivos mientras son incompatibles entre sí. Si no se llega a acuerdos puede deteriorarse la relación entre las partes hasta tal punto de que la situación se torne tóxica para todos. El coaching, por suerte, puede convertirse un instrumento para acercar posturas.1. Es clave comenzar dando un “paso atrás”: ¿Qué o quién ha generado el conflicto independientemente de los que ahora estén implicados? ¿Qué interés le va en que la situación se intoxique? En otras palabras, ¿a quién podría atribuírsele lo del “divide y vencerás”?2. Encubierta en forma de queja siempre hay una petición: ¿Qué es específicamente lo que pide cada parte? ¿Esas peticiones son realmente incompatibles o es posible llegar a puntos en común? Puede que la solución no sea A o B, sino C.3. A veces es útil “observar desde arriba”: ¿Qué valores superiores a los que se persiguen es preciso salvaguardar sea cual sea el motivo de la contienda? ¿Qué puede pasar si esos valores superiores (por ejemplo el respeto) no se garantizan?4. El conflicto se mantendrá mientras persista la inflexibilidad de los implicados, lo que supone pérdida para todos. ¿En qué están dispuestos a ceder para ganar? ¿Qué pasa si no lo hacen? Recuerda la frase de Coelho: “Cuando atrasamos la cosecha, los frutos se pudren; pero cuando atrasamos los problemas, no paran de crecer”.Cooperar no consiste en no tener conflictos, sino que es un medio para enfrentarse a él. Fíjate en la etimología: co (juntos) + operar (actuar, funcionar). Los problemas son una excelente excusa para demostrar lo que se sabe para resolverlos.