A veces me preguntan si se puede hacer coaching a niños. O a personas con discapacidad psíquica. O a quienes se encuentren, por ejemplo, en prisión. Mi respuesta es que depende: se puede hacer coaching a todo aquel que sea capaz de tomar decisiones sobre sí mismo… y siempre y cuando el coach sea lo suficientemente hábil como para a ayudarle a hacerlo.
Los niños pueden escoger, por ejemplo, con quién quieren estar en el recreo, las personas con deficiencia psíquica decidirán según les permita su grado de discapacidad y un recluso puede discernir en qué empleará el tiempo que le reste de condena. La única restricción que me autoimpongo como coach es no coachear a miembros de mi propia familia porque sus decisiones pueden afectarme y eso acaso suponga un riesgo a la hora de ser objetivo y acompañar sin influir. Soy un enamorado de mi profesión justamente por su versatilidad, por la posibilidad que me brinda de servir a todo tipo de personas en pos de la mejor versión de sí mismos.
¿Y tú? ¿Es el coaching para ti? Aún estamos en una fase emergente de esta especialidad y todavía hay quien no sabe bien para qué puede servirle, o la confunde con otras disciplinas como puede ser la psicología.
Piensa que todos, tú también, tenemos siempre sueños que nos gustaría hacer realidad, objetivos todavía no alcanzados, metas que nos impulsan a la acción. ¿Qué supondría en tu vida conseguir todo eso que anhelas y hacerlo de manera más fácil y rápida gracias a la interacción con un profesional que, aplicando ciertas estrategias, te permite tener una visión clara del camino que vas a recorrer una vez que hayas sintonizado con tus necesidades más profundas? ¡Anímate a comprobarlo!
A veces me preguntan si se puede hacer coaching a niños. O a personas con discapacidad psíquica. O a quienes se encuentren, por ejemplo, en prisión. Mi respuesta es que depende: se puede hacer coaching a todo aquel que sea capaz de tomar decisiones sobre sí mismo… y siempre y cuando el coach sea lo suficientemente hábil como para a ayudarle a hacerlo. Los niños pueden escoger, por ejemplo, con quién quieren estar en el recreo, las personas con deficiencia psíquica decidirán según les permita su grado de discapacidad y un recluso puede discernir en qué empleará el tiempo que le reste de condena. La única restricción que me autoimpongo como coach es no coachear a miembros de mi propia familia porque sus decisiones pueden afectarme y eso acaso suponga un riesgo a la hora de ser objetivo y acompañar sin influir. Soy un enamorado de mi profesión justamente por su versatilidad, por la posibilidad que me brinda de servir a todo tipo de personas en pos de la mejor versión de sí mismos. ¿Y tú? ¿Es el coaching para ti? Aún estamos en una fase emergente de esta especialidad y todavía hay quien no sabe bien para qué puede servirle, o la confunde con otras disciplinas como puede ser la psicología. Piensa que todos, tú también, tenemos siempre sueños que nos gustaría hacer realidad, objetivos todavía no alcanzados, metas que nos impulsan a la acción. ¿Qué supondría en tu vida conseguir todo eso que anhelas y hacerlo de manera más fácil y rápida gracias a la interacción con un profesional que, aplicando ciertas estrategias, te permite tener una visión clara del camino que vas a recorrer una vez que hayas sintonizado con tus necesidades más profundas? ¡Anímate a comprobarlo!