La palabra “emoción” significa “lo que me mueve a la acción”. Cada emoción trae un mensaje de nuestro mundo interno y nos invita a hacer algo. Si bien Paul Ekman contabiliza hasta 17 emociones básicas, vamos a analizas las seis más sencillas de reconocer:
-Alegría: se produce cuando sucede algo que nos causa placer. Nos mueve al disfrute y a repetir las acciones que han provocado el suceso que nos ha generado esta emoción.
-Tristeza: surge cuando nos hacemos conscientes de que se nos cierran posibilidades de acción en el futuro. Nos invita a retirarnos para reconstruir nuestros planes valorando nuevas posibilidades.
-Miedo: se da ante una amenaza del entorno. Tiene dos respuestas: huir o atacar. Si nos paraliza es porque nuestro cerebro no se decide a tomar alguna de estas opciones.
-Asco: lo experimentamos ante algo que nos produce repugnancia. Genera una fuga para evitar entrar en contacto con patógenos que pueden causarnos daños orgánicos. También hay situaciones o personas que nos pueden generar esta emoción estimulando nuestro rechazo.
-Ira: aparece cuando interpretamos que lo que está sucediendo va en contra de nuestros valores. Sirve para ponernos en marcha a fin de restaurar los sucesos conforme a nuestra forma de ver el mundo.
-Sorpresa: es una alerta ante un estímulo externo que siempre precede a otra emoción.
No hay emociones buenas o malas, y se distinguen del estado emocional porque son reactivas e inmediatas. En coaching no hablamos de controlarlas sino de gestionarlas, es decir, de tomar conciencia de qué hacemos con ellas cuando descubrimos su utilidad en nuestra vida. Un proceso de coaching puede ayudarte a comprenderlas y gestionarlas mejor.
La palabra “emoción” significa “lo que me mueve a la acción”. Cada emoción trae un mensaje de nuestro mundo interno y nos invita a hacer algo. Si bien Paul Ekman contabiliza hasta 17 emociones básicas, vamos a analizas las seis más sencillas de reconocer: -Alegría: se produce cuando sucede algo que nos causa placer. Nos mueve al disfrute y a repetir las acciones que han provocado el suceso que nos ha generado esta emoción. -Tristeza: surge cuando nos hacemos conscientes de que se nos cierran posibilidades de acción en el futuro. Nos invita a retirarnos para reconstruir nuestros planes valorando nuevas posibilidades. -Miedo: se da ante una amenaza del entorno. Tiene dos respuestas: huir o atacar. Si nos paraliza es porque nuestro cerebro no se decide a tomar alguna de estas opciones. -Asco: lo experimentamos ante algo que nos produce repugnancia. Genera una fuga para evitar entrar en contacto con patógenos que pueden causarnos daños orgánicos. También hay situaciones o personas que nos pueden generar esta emoción estimulando nuestro rechazo. -Ira: aparece cuando interpretamos que lo que está sucediendo va en contra de nuestros valores. Sirve para ponernos en marcha a fin de restaurar los sucesos conforme a nuestra forma de ver el mundo. -Sorpresa: es una alerta ante un estímulo externo que siempre precede a otra emoción. No hay emociones buenas o malas, y se distinguen del estado emocional porque son reactivas e inmediatas. En coaching no hablamos de controlarlas sino de gestionarlas, es decir, de tomar conciencia de qué hacemos con ellas cuando descubrimos su utilidad en nuestra vida. Un proceso de coaching puede ayudarte a comprenderlas y gestionarlas mejor.