Mi columna de hoy tiene una destinataria concreta: tú, mujer, especialmente si estás luchando contra el cáncer de mama. Cada 19 de octubre, la sociedad hace un esfuerzo para recordar un dato esperanzador: el 80% de este tipo de cánceres remite con tratamientos prequirúrgicos. Además, un proceso de coaching puede ayudarte a integrar como un valioso aprendizaje esta circunstancia.
Te invito a que observes la enfermedad como una oportunidad de sanar la totalidad tu vida. He observado en las afectadas a las que he acompañado desde el coaching que un efecto tras el diagnóstico es la reestructuración de su escala de valores: comienzan a dar importancia a aspectos de la vida que acaso estaban descuidando, como por ejemplo las relaciones afectivas, frente a otros que pasan a un segundo plano, como puede ser el éxito profesional. Nadie se ha quejado nunca en su lecho de dolor de no haber pasado más tiempo en la oficina.
Cuando no hacemos caso a las señales que el cuerpo nos manda, éste termina gritándonos para llamar nuestra atención. Piensa que el cáncer es ese grito que te invita a revisar en profundidad no sólo cuáles son tus hábitos de alimentación, de ejercicio o de gestión del estrés o de las emociones, sino también a qué estás dedicando tu tiempo o tus esfuerzos más ímprobos.
Decía Sócrates que si alguien busca la salud, hay primero que preguntarle si está dispuesto a evitar las causas de la enfermedad. ¿Cuál es tu plan de acción para ganar esta batalla? ¿Con qué recursos internos y externos cuentas? ¿Qué terapeutas te acompañan? Y, sobre todo, ¿qué estás descubriendo de ti misma, de la vida y de quienes te rodean a raíz de padecer un cáncer? ¡Te deseo mucho éxito!
Mi columna de hoy tiene una destinataria concreta: tú, mujer, especialmente si estás luchando contra el cáncer de mama. Cada 19 de octubre, la sociedad hace un esfuerzo para recordar un dato esperanzador: el 80% de este tipo de cánceres remite con tratamientos prequirúrgicos. Además, un proceso de coaching puede ayudarte a integrar como un valioso aprendizaje esta circunstancia. Te invito a que observes la enfermedad como una oportunidad de sanar la totalidad tu vida. He observado en las afectadas a las que he acompañado desde el coaching que un efecto tras el diagnóstico es la reestructuración de su escala de valores: comienzan a dar importancia a aspectos de la vida que acaso estaban descuidando, como por ejemplo las relaciones afectivas, frente a otros que pasan a un segundo plano, como puede ser el éxito profesional. Nadie se ha quejado nunca en su lecho de dolor de no haber pasado más tiempo en la oficina. Cuando no hacemos caso a las señales que el cuerpo nos manda, éste termina gritándonos para llamar nuestra atención. Piensa que el cáncer es ese grito que te invita a revisar en profundidad no sólo cuáles son tus hábitos de alimentación, de ejercicio o de gestión del estrés o de las emociones, sino también a qué estás dedicando tu tiempo o tus esfuerzos más ímprobos. Decía Sócrates que si alguien busca la salud, hay primero que preguntarle si está dispuesto a evitar las causas de la enfermedad. ¿Cuál es tu plan de acción para ganar esta batalla? ¿Con qué recursos internos y externos cuentas? ¿Qué terapeutas te acompañan? Y, sobre todo, ¿Qué estás descubriendo de ti misma, de la vida y de quienes te rodean a raíz de padecer un cáncer? ¡Te deseo mucho éxito!