No me termina de convencer el libro El secreto, de Rhonda Byrne, a pesar de ser un best-seller que ha cautivado a millones de lectores. Mejor dicho, no me gustan ciertas interpretaciones simplistas que se han dado de su contenido porque en mi opinión obvian algo fundamental en la consecución de cualquier objetivo: la cultura del esfuerzo. Coincido en que es imprescindible poner el foco en la meta como inspiración cuando nos toque atravesar un momento de desierto, pero de ahí a creer que sólo con desear algo con fuerza “el universo” se alineará para concedérnoslo hay un largo trecho. “El universo” no premia a los vagos.
Nuestra sociedad lo quiere todo de forma instantánea y sin demasiado trabajo, lo que, por cierto, se ha convertido en un argumento de ventas. Desengáñate: no vas a conseguir un cuerpo escultural sin sudar sólo con desearlo. Habrá que ponerse el chándal y seguir un plan riguroso de dieta y ejercicio bajo la supervisión de un profesional. Es decir, tendrás que pagar un precio a cambio de lo que quieres conseguir.
En un proceso de coaching se determina con claridad el objetivo y cuán lejos estás de él en este momento, pero no hay auténtico coaching sin acción, y para ello diseñamos cuidadosamente un plan. Es más: el compromiso del cliente cuando pone en marcha un proceso de coaching conmigo es que pondrá cuanto esté de su parte para favorecer los cambios cognitivos, emocionales y conductuales que sean precisos a fin de mejorar eso que cree que no está bien en su vida. El plan lo formulamos de la forma más eficiente posible, o sea, empleando los menos recursos que se pueda. Esfuerzo sí, pero bien enfocado y gestionado. ¡Ese es el verdadero secreto!
No me termina de convencer el libro El secreto, de Rhonda Byrne, a pesar de ser un best-seller que ha cautivado a millones de lectores. Mejor dicho, no me gustan ciertas interpretaciones simplistas que se han dado de su contenido porque en mi opinión obvian algo fundamental en la consecución de cualquier objetivo: la cultura del esfuerzo. Coincido en que es imprescindible poner el foco en la meta como inspiración cuando nos toque atravesar un momento de desierto, pero de ahí a creer que sólo con desear algo con fuerza “el universo” se alineará para concedérnoslo hay un largo trecho. “El universo” no premia a los vagos. Nuestra sociedad lo quiere todo de forma instantánea y sin demasiado trabajo, lo que, por cierto, se ha convertido en un argumento de ventas. Desengáñate: no vas a conseguir un cuerpo escultural sin sudar sólo con desearlo. Habrá que ponerse el chándal y seguir un plan riguroso de dieta y ejercicio bajo la supervisión de un profesional. Es decir, tendrás que pagar un precio a cambio de lo que quieres conseguir. En un proceso de coaching se determina con claridad el objetivo y cuán lejos estás de él en este momento, pero no hay auténtico coaching sin acción, y para ello diseñamos cuidadosamente un plan. Es más: el compromiso del cliente cuando pone en marcha un proceso de coaching conmigo es que pondrá cuanto esté de su parte para favorecer los cambios cognitivos, emocionales y conductuales que sean precisos a fin de mejorar eso que cree que no está bien en su vida. El plan lo formulamos de la forma más eficiente posible, o sea, empleando los menos recursos que se pueda. Esfuerzo sí, pero bien enfocado y gestionado. ¡Ese es el verdadero secreto!