Ser coach me sirve en mi vida privada para observar la realidad desde una perspectiva especializada. Cuando escucho hablar a alguien que, por ejemplo, forma parte de la clase política o pertenece al mundo de la empresa, me resulta fácil reconocer si emplea un lenguaje motivador para comunicarse o, por el contrario, si lo hace desde una postura “desempoderada” (que le resta capacidad de acción). Voy a darte seis claves para que tú también lo identifiques:
1. Victimismo: niega la responsabilidad personal culpando a otra persona o a una situación como la crisis, por ejemplo. Nuestra pregunta de desafío será ¿qué sí puede hacer usted?
2. Encasillamiento: manifiesta una pérdida de capacidad de aprendizaje y surge cuando se hacen afirmaciones generalizadoras, como por ejemplo “es imposible”. Ante esto se le puede preguntar ¿qué ha hecho para solucionarlo?
3. Pontificar: eleva al rango de verdad lo que es una simple opinión. La forma de afrontarlo es solicitar datos objetivos, indicadores de medición.
4. Disfrazar: supone encubrir peticiones con frases del tipo “nadie me ayuda”. ¿A quién se lo ha pedido?, podríamos preguntar.
5. Pasivizar: obviar el grado de responsabilidad dando vida a seres inanimados, cosa que se ve muy clara en frases del tipo “la cosa está muy mal”. Podemos indagar con preguntas como ¿en qué grado está mal? o ¿de quién depende que deje de estar mal?
6. Encubrir: consiste en omitir parte de la información. Como es lógico, nuestra pregunta irá enfocada a que nos dé la información íntegra.
Durante un proceso de coaching analizo con el cliente elementos de este tipo a fin de que tome conciencia de cómo está influyendo en su realidad esta clase de lenguaje.
Ser coach me sirve en mi vida privada para observar la realidad desde una perspectiva especializada. Cuando escucho hablar a alguien que, por ejemplo, forma parte de la clase política o pertenece al mundo de la empresa, me resulta fácil reconocer si emplea un lenguaje motivador para comunicarse o, por el contrario, si lo hace desde una postura “desempoderada” (que le resta capacidad de acción). Voy a darte seis claves para que tú también lo identifiques: 1. Victimismo: niega la responsabilidad personal culpando a otra persona o a una situación como la crisis, por ejemplo. Nuestra pregunta de desafío será ¿qué sí puede hacer usted? 2. Encasillamiento: manifiesta una pérdida de capacidad de aprendizaje y surge cuando se hacen afirmaciones generalizadoras, como por ejemplo “es imposible”. Ante esto se le puede preguntar ¿qué ha hecho para solucionarlo? 3. Pontificar: eleva al rango de verdad lo que es una simple opinión. La forma de afrontarlo es solicitar datos objetivos, indicadores de medición. 4. Disfrazar: supone encubrir peticiones con frases del tipo “nadie me ayuda”. ¿A quién se lo ha pedido?, podríamos preguntar. 5. Pasivizar: obviar el grado de responsabilidad dando vida a seres inanimados, cosa que se ve muy clara en frases del tipo “la cosa está muy mal”. Podemos indagar con preguntas como ¿en qué grado está mal? o ¿de quién depende que deje de estar mal? 6. Encubrir: consiste en omitir parte de la información. Como es lógico, nuestra pregunta irá enfocada a que nos dé la información íntegra. Durante un proceso de coaching analizo con el cliente elementos de este tipo a fin de que tome conciencia de cómo está influyendo en su realidad esta clase de lenguaje.