Platón se dio cuenta de que aquellos discípulos que tenían que desplazarse andando hasta el Academo desde más lejos para ir a estudiar con él rendían más que los que llevaban una vida sedentaria por vivir cerca. Esto le llevó a relacionar el ejercicio físico con el rendimiento intelectual y, por eso, incluyó la gimnasia entre las disciplinas que debían cultivar sus aplicados pupilos.
Siglos más tarde, la British Journal of Sports Medicine acaba de publicar un estudio que le da la razón tras haber analizado datos recogidos en una muestra de cinco mil niños: sacan mejores notas quienes más se mueven.
Te confieso que llevo una vida bastante sedentaria, pero que eso está comenzando a cambiar porque he tomado conciencia de que el ejercicio no es optativo, y de que la única manera de integrarlo en mi vida es hacerlo parte de mi rutina como lo es lavarme los dientes. O sea, un hábito. Ciertos estudios afirman que bastan 4 horas a la semana de ejercicio repartidas como se desee para empezar a observar beneficios. El doble si buscas cambios más significativos. ¿Crees que es demasiado tiempo para ti?
¡Venga, ponte en acción! ¿Qué es lo que más te gusta hacer? ¿Caminar, correr, nadar, bailar? ¿Cuándo y durante cuánto tiempo te comprometes a hacerlo a lo largo de la semana (recuerda que el total ha de sumar al menos 4 horas)? ¿Lo harás en solitario o con compañía? ¿Requieres algún tipo de accesorio o te basta el instrumento más formidable que utilizarás a lo largo de toda tu vida, o sea, tu propio cuerpo?
La ciencia del siglo XXI avala lo que el sabio descubrió hace tanto tiempo: que un correcto entrenamiento del cerebro comienza moviendo músculos muy alejados de él.
Platón se dio cuenta de que aquellos discípulos que tenían que desplazarse andando hasta el Academo desde más lejos para ir a estudiar con él rendían más que los que llevaban una vida sedentaria por vivir cerca. Esto le llevó a relacionar el ejercicio físico con el rendimiento intelectual y, por eso, incluyó la gimnasia entre las disciplinas que debían cultivar sus aplicados pupilos. Siglos más tarde, la British Journal of Sports Medicine acaba de publicar un estudio que le da la razón tras haber analizado datos recogidos en una muestra de cinco mil niños: sacan mejores notas quienes más se mueven. Te confieso que llevo una vida bastante sedentaria, pero que eso está comenzando a cambiar porque he tomado conciencia de que el ejercicio no es optativo, y de que la única manera de integrarlo en mi vida es hacerlo parte de mi rutina como lo es lavarme los dientes. O sea, un hábito. Ciertos estudios afirman que bastan 4 horas a la semana de ejercicio repartidas como se desee para empezar a observar beneficios. El doble si buscas cambios más significativos. ¿Crees que es demasiado tiempo para ti? ¡Venga, ponte en acción! ¿Qué es lo que más te gusta hacer? ¿Caminar, correr, nadar, bailar? ¿Cuándo y durante cuánto tiempo te comprometes a hacerlo a lo largo de la semana (recuerda que el total ha de sumar al menos 4 horas)? ¿Lo harás en solitario o con compañía? ¿Requieres algún tipo de accesorio o te basta el instrumento más formidable que utilizarás a lo largo de toda tu vida, o sea, tu propio cuerpo? La ciencia del siglo XXI avala lo que el sabio descubrió hace tanto tiempo: que un correcto entrenamiento del cerebro comienza moviendo músculos muy alejados de él.