Hace veinticinco siglos, Aristóteles proporcionó una triple clave con la que preparar una conversación que nos ayude a alcanzar nuestros objetivos, bien sea una entrevista de trabajo, una arenga para motivar al equipo, la resolución de un conflicto familiar o un discurso en una ceremonia solemne.
1. LOGOS (el razonamiento). Articula tus argumentos no sólo de forma lógica sino plagados de tantas evidencias como puedas. Sírvete de datos estadísticos, estudios, pruebas científicas o incluso declaraciones de expertos. Por ejemplo, no tiene la misma fuerza afirmar que estamos saliendo de la crisis que aportar el dato de que, según las investigaciones realizadas por tres institutos económicos de la eurozona, se prevé que se mantenga el crecimiento en los próximos meses.
2. ETHOS (la reputación). Decía el aforismo clásico que no hay mejor predicador que Fray Ejemplo, es decir, tu reputación, tu propio testimonio. Esto puede ser tumbativo si decides dirigirlo en tu beneficio. Decía Gandhi, “conviértete en el cambio que deseas para el mundo”. No es necesario que ya hayas alcanzado tu ideal moral, pero sí que compartas qué pasos estás dando para alcanzar tu mejor versión. Una declaración así no sólo conmueve sino que te proporciona un punto de apoyo magnífico para conectar con los valores de tu interlocutor.
3. PATHOS (la emoción). Toda persona tiene un “dolor”, algo que mejorar en su vida, una situación que no es todo lo ideal que le gustaría. Si eres capaz de conectar con esa emoción y aunque no le proporciones una solución seas capaz de empatizar se generará un puente de ser a ser lo suficientemente poderoso como para ofrecer o pedir con mayores garantías de éxito.
Hace veinticinco siglos, Aristóteles proporcionó una triple clave con la que preparar una conversación que nos ayude a alcanzar nuestros objetivos, bien sea una entrevista de trabajo, una arenga para motivar al equipo, la resolución de un conflicto familiar o un discurso en una ceremonia solemne. 1. LOGOS (el razonamiento). Articula tus argumentos no sólo de forma lógica sino plagados de tantas evidencias como puedas. Sírvete de datos estadísticos, estudios, pruebas científicas o incluso declaraciones de expertos. Por ejemplo, no tiene la misma fuerza afirmar que estamos saliendo de la crisis que aportar el dato de que, según las investigaciones realizadas por tres institutos económicos de la eurozona, se prevé que se mantenga el crecimiento en los próximos meses. 2. ETHOS (la reputación). Decía el aforismo clásico que no hay mejor predicador que Fray Ejemplo, es decir, tu reputación, tu propio testimonio. Esto puede ser tumbativo si decides dirigirlo en tu beneficio. Decía Gandhi, “conviértete en el cambio que deseas para el mundo”. No es necesario que ya hayas alcanzado tu ideal moral, pero sí que compartas qué pasos estás dando para alcanzar tu mejor versión. Una declaración así no sólo conmueve sino que te proporciona un punto de apoyo magnífico para conectar con los valores de tu interlocutor. 3. PATHOS (la emoción). Toda persona tiene un “dolor”, algo que mejorar en su vida, una situación que no es todo lo ideal que le gustaría. Si eres capaz de conectar con esa emoción y aunque no le proporciones una solución seas capaz de empatizar se generará un puente de ser a ser lo suficientemente poderoso como para ofrecer o pedir con mayores garantías de éxito.