Agosto de 2013: un equipo del Departamento de Cirugía Plástica de la Universidad Western Reserve acude a la Convención Anual de Gemelos de Twinsburg (Ohio) y escoge a 79 parejas de gemelos de entre 18 y 78 años para comprobar los estragos causados por el tabaco en el gemelo fumador. Los resultados fueron contundentes: dramático envejecimiento a causa de unas arrugas mucho más marcadas, heridas peor cicatrizadas, actividad física dificultada, manifestación de enfermedades respiratorias o cardíacas, propensión a padecer cánceres… En definitiva: una disminución drástica de la calidad de vida y de su duración potencial. Todo ello como resultado de una decisión tomada en el pasado. Y de no asumir que otra decisión tomada hoy puede cambiar el futuro. ¿Qué quieres para tu vida? ¿Dónde te ves dentro de cinco, de diez, de quince años? ¿Cómo quieres estar, con quién, haciendo qué, viviendo dónde? ¿Para qué quieres eso? Y las preguntas clave: ¿qué es lo que no estás haciendo ya para conseguirlo? ¿Qué no estás dejando de hacer?
El coaching se basa en dos premisas: la primera, es preciso tomar conciencia de qué deseo, de a qué distancia estoy de eso y de qué me impulsa o me frena a cambiar; la segunda, sin acción es imposible alcanzar la meta. Por eso, en un proceso de coaching visualizamos la situación ideal, indagamos sobre el estado presente, valoramos las opciones y trazamos un plan de acción. Todo ello sin que el coach aconseje o juzgue, sino acompañando al cliente a que asuma la responsabilidad de sus decisiones presentes para impactar en su futuro.
Que uno pese 70 ó 170 kilos no es un drama: es un resultado. O lo que es lo mismo, una decisión. Yo no he elegido mi genética, pero sí puedo elegir qué hacer para parecerme lo más posible a lo que sueño para mí mismo. ¿Qué decides tú?
Agosto de 2013: un equipo del Departamento de Cirugía Plástica de la Universidad Western Reserve acude a la Convención Anual de Gemelos de Twinsburg (Ohio) y escoge a 79 parejas de gemelos de entre 18 y 78 años para comprobar los estragos causados por el tabaco en el gemelo fumador. Los resultados fueron contundentes: dramático envejecimiento a causa de unas arrugas mucho más marcadas, heridas peor cicatrizadas, actividad física dificultada, manifestación de enfermedades respiratorias o cardíacas, propensión a padecer cánceres… En definitiva: una disminución drástica de la calidad de vida y de su duración potencial. Todo ello como resultado de una decisión tomada en el pasado. Y de no asumir que otra decisión tomada hoy puede cambiar el futuro.¿Qué quieres para tu vida? ¿Dónde te ves dentro de cinco, de diez, de quince años? ¿Cómo quieres estar, con quién, haciendo qué, viviendo dónde? ¿Para qué quieres eso? Y las preguntas clave: ¿qué es lo que no estás haciendo ya para conseguirlo? ¿Qué no estás dejando de hacer?El coaching se basa en dos premisas: la primera, es preciso tomar conciencia de qué deseo, de a qué distancia estoy de eso y de qué me impulsa o me frena a cambiar; la segunda, sin acción es imposible alcanzar la meta. Por eso, en un proceso de coaching visualizamos la situación ideal, indagamos sobre el estado presente, valoramos las opciones y trazamos un plan de acción. Todo ello sin que el coach aconseje o juzgue, sino acompañando al cliente a que asuma la responsabilidad de sus decisiones presentes para impactar en su futuro.Que uno pese 70 ó 170 kilos no es un drama: es un resultado. O lo que es lo mismo, una decisión. Yo no he elegido mi genética, pero sí puedo elegir qué hacer para parecerme lo más posible a lo que sueño para mí mismo. ¿Qué decides tú?