Hoy te propongo cinco claves en forma de preguntas poderosas que es conveniente que tengas en mente de cara a una conversación importante:
1) ¿Para qué vas a mantener ese diálogo? O sea, ten claro cuál es el resultado que deseas obtener, porque dependiendo de éste o aquél enfoque escogerás eficazmente o no las expresiones y la entonación que vas a utilizar.
2) ¿Cuándo y dónde tendrá lugar? La escucha activa no empieza por tu interlocutor sino por ti desde el instante en que decides qué momento y qué sitio son los adecuados. Piensa, si no, en lo desagradable que resultaría para ambos corregir a alguien en público o en una fiesta, por ejemplo.
3) ¿Qué vas a decir y qué te vas a callar? El contenido de la conversación es importante pero, a veces, lo que se omite llega a serlo aún más. Ten clara la cantidad de información que vas a manejar y cómo vas a dosificarla.
4) ¿Por qué es importante para ti esa conversación? Los motivos para tenerla están ligados a los valores que persigues en tu vida. La persona con la que vas a hablar también tiene su propia escala de valores. Piensa en cuáles coincidís para alinearte con ellos de tal forma que “habléis el mismo idioma”.
5) Esta pregunta es como conclusión y sirve, por tanto, para centrar el final de la conversación: ¿qué haréis y qué dejaréis de hacer a raíz de lo hablado? “Comunicación” proviene de “común-acción”, es decir, es un diálogo para ponernos de acuerdo a fin de actuar de manera coordinada.
Te recuerdo que parte de mi trabajo como coach es, precisamente, ayudarte a diseñar esas conversaciones de las que depende tu felicidad.
Estaré encantado de acompañarte en esa tarea para que si algo falla no sea por ti.
Hoy te propongo cinco claves en forma de preguntas poderosas que es conveniente que tengas en mente de cara a una conversación importante: 1) ¿Para qué vas a mantener ese diálogo? O sea, ten claro cuál es el resultado que deseas obtener, porque dependiendo de éste o aquél enfoque escogerás eficazmente o no las expresiones y la entonación que vas a utilizar. 2) ¿Cuándo y dónde tendrá lugar? La escucha activa no empieza por tu interlocutor sino por ti desde el instante en que decides qué momento y qué sitio son los adecuados. Piensa, si no, en lo desagradable que resultaría para ambos corregir a alguien en público o en una fiesta, por ejemplo. 3) ¿Qué vas a decir y qué te vas a callar? El contenido de la conversación es importante pero, a veces, lo que se omite llega a serlo aún más. Ten clara la cantidad de información que vas a manejar y cómo vas a dosificarla. 4) ¿Por qué es importante para ti esa conversación? Los motivos para tenerla están ligados a los valores que persigues en tu vida. La persona con la que vas a hablar también tiene su propia escala de valores. Piensa en cuáles coincidís para alinearte con ellos de tal forma que “habléis el mismo idioma”. 5) Esta pregunta es como conclusión y sirve, por tanto, para centrar el final de la conversación: ¿qué haréis y qué dejaréis de hacer a raíz de lo hablado? “Comunicación” proviene de “común-acción”, es decir, es un diálogo para ponernos de acuerdo a fin de actuar de manera coordinada. Te recuerdo que parte de mi trabajo como coach es, precisamente, ayudarte a diseñar esas conversaciones de las que depende tu felicidad. Estaré encantado de acompañarte en esa tarea para que si algo falla no sea por ti.